lunes, 20 de mayo de 2013


CAPUTILO XX “LA RESISTENCIA”.
 Resistencia era el festival de navidad, también era pasar cartas de un campo a otro, hubo una prisionera seleccionada que se enfrentó a un guardián de la S.S le arrebató el revólver y se puso a darle de golpes esto era una explosión de valores esperado. Los alemanes llamaban o consideraban a este acto responsabilidad colectiva
A las prisioneras rusas y polacas les ordenaban entregar a sus hijos y ellas serian evacuadas. Para reconocer después a sus hijos les colgaban cruces o medallas. Las madres derramaban lágrimas y caían en severa depresión pero no había consecuencias de rebelión ni un suicidio si quiera, había entrado un explosivo en el campo y las sospechas apuntaban a unos guerrilleros rusos. Su objetivo era volar todo el crematorio.
Conoció a una mujer de la unión soviética, la doctora Mitrovna era cirujana rusa. Oponía una autoridad de respeto y todo lo que decía se hacía hasta el doctor Mengele accedía. Había empezado un combate, mucho murieron pero eso no le impidió a la doctora Mitrovna seguirá firme y expresando respeto. Ella decía quien atendía a los enfermos y quienes los trasladaban en la camilla, todos habían notado que Auschwitz y Birkenau habían cambiado por completo.


Tomas Monsreal Karen Paola
Grupo: 204















CAPITULO XXI “¡PARIS EN LIBERTAD!”.
Un día se presentó un pequeño joven francés a la enfermería, a Olga se le hizo familiar pero no parecía el mismo, la miraba con una mirada tan sospechosa llena alegría pero no sabía cuál era la causa del porque sonreía, le dijo que parís había sido liberado y ella había quedado paralizada, no supo decir nada y hasta se olvidó de curar al chico francés, no sabía si creerle en verdad o si de verdad estaba loco.
La noticia había corrido muy rápido, de una a otra internada ya no sabían cómo disimular pero solamente giñaban y hacían muecas, todas estaban tan felices que se abrazaban y besaban. Cada que corría el rumor se le añadía un nuevo detalle al chisme original.
Se había proclamado una nueva regla la cual decía que toda prisionera que tuviera parientes en estados unidos serian intercambiadas por prisioneros alemanes, y deberían de dar datos los cuales consistían en el nombre, dirección antigua, fecha de nacimiento, etcétera, esto ocasiono en revuelco entre los detenidos, estaban realmente preocupadas, día y noche penando en parientes y nombres, incluso se ponían a llorar de desesperación, no sabían que hacer, en cambio las demás ya lo tenían resuelto porque como ellas ya habían viajado no tenían nada de qué preocuparse.
Cuando salieron los americanos se habían dado cuenta de que la barraca 28 se encontró a un norteamericano, que se llamaba Albert Wenger, era abogado y experto en economía, cometió un grave crimen, oculto a una judía y por eso fue mandado al campo. Olga trato de contactarlo pero fue imposible y tuvo el mismo resultado que los demás intentos.


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CAPITULO XXII “EXPERIEMENTOS CIENTIFICOS”.
Realizaban experiemntos con los humanos, solían llamarlos conejillo de indias humanos. Una vez que eran utilizados los humanos morían, los alemanes querían averiguar un nuevo medicamento para curar a los que avían sido quemados con las bombas de fósforos.
Habían inventado una dosis de morfina la cual su utilidad era provocar sueño, pero no les salió efectiva. La modificaron varias veces y nuevamente y introdujeron a veinte hombres en una noche tan siquiera, y en la mañana siguiente resultaron muertos, volvieron a modificarla y esta vez la probaron en setenta mujeres la cuales también resultaron muertas.
El doctor Mengerle estaba realizando dos investigaciones sumamente importantes; se trataba de gemelos y enanos, cualquier gemelos que invadiera el campo de cualquier sexo y/o edad era motivo suficiente para llevárselos directamente al doctor Mengerle, y los enanos eran coleccionados por el mismo.
La compañía Beyer mando medicinas especiales para la cura de los tuberculosos, estos n o fueron enviados a la cámara de gas pero de lo contrario ellos tenían que morir en ese lugar. Los pulmones de los pertenecientes fueron llevados a los laboratorios de la misma compañía.
Un instituto había envía vacunas y por obvias razones tenían que ser probadas en los conejillos de indias para poder ser perfeccionadas a su modo y poderlas utilizar en pacientes que realmente las necesitarían.
Los alemanes querían averiguar cuanto tiempo tardaban en morir personas bajo el sol y sin una gota de agua, como siempre los desgraciados utilizaban a un prisionero, pero esta vez escogieron a uno de alta clase, el cual era Francés y tardo mucho tiempo en que esas preguntas formularan unas respuestas.



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CAPITULO XXIII “AMOR A LA SOMBRA DEL CREMATORIO”.
La ley de la naturaleza es el amor que se daba entre hombre y mujeres y ni siquiera a la sombra del crematorio podía impedir las emociones de los humanos.
Los superhombres querían disminuir el apetito sexual, para ello inventaron que echaban un polvo en cada comida que se les daba para disminuirlo. Pero como los hombres de la S.S las tenían en sus manos y no podían verlas desnudas proporcionaron burdeles con prostitutas alemanes para satisfacerse, eso era como un privilegio y decidieron llevarlos a los campos de los hombres, era considerado como un favor para ellos.
Todo mundo se dirigía a la persona que le interesaba llamándola de tu, jamás de apellidos, no querer que sus sentimientos fueran confundidos con amistad o vulgaridad, los únicos hombres que veían eran lo que iban a arreglar los caminos, abrir zanjas y realizaban un cien fin de cosas.
Se les trataba tan mal a las mujeres, se dedicaban cantar para ganarse un poco de comida de sus compradores, las formaban de tres a cuatro hacia el fondo y las tenían con las manos estiradas como si fueran pordioseras. Había pocos hombres que se conmovían y les daban un poco más de ración en su comida, así se le llamaba a la moneda para el índole sexual.
Todo esto está bajo la responsabilidad del campo.


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